La fotografía de El Sexo de los Ángeles

 

Sergi Gallardo, director de fotografía de El Sexo de los Ángeles, nos explica en este artículo todo su trabajo en la película. Desde las primeras reuniones con Xavier Villaverde, la planificación de la luz y el estilo visual de la película, el tipo de cámara en mano que querían y el trabajo con los actores y el espacio. Es una pequeña clase magistral de un brillante director de fotografía, especializado en cámara en mano.

 

“La primera noticia que tuve de esta película fue cuando me llamaron para una entrevista con Xavier Villlaverde, él estaba entrevistando directores de fotografía y creo que desde el principio hubo conexión entre nosotros y me eligió para el proyecto.

 

Desde la primera conversación hasta el rodaje pasaron catorce o quince meses creo, tiempo durante el cual pude madurar la película y pensar que estilo de imagen quería darle.

 

Tuvimos varias conversaciones con Xavier y fuimos cotejando nuestras opiniones y encontrando el estilo que queríamos para la película.



Una de las cosas que teníamos clara desde el principio era la cámara en mano, con ella tenemos una estética que nos da naturalidad. Buscamos tanto con la cámara como con la luz una naturalidad que no fuese fea, siempre intenté que la cámara se moviese con sentido y que el espectador se olvide de que está viendo una película de cámara mano, nunca se mueve más de lo necesario y siempre se intenta aprovechar el movimiento de los actores para que el movimiento sea más natural.
Algo muy importante ha sido dejar el máximo de libertad posible a los actores para poder moverse. Para eso intento limitar el espacio al mínimo y que los actores y la cámara se puedan mover libremente por el decorado.

 


La película ha sido rodada en digital con una cámara Red One lo que nos permitía rodar sin tenernos que preocupar por el negativo, esto yo creo que es muy bueno para el director y los actores porque les da mucha libertad.
 

La película la rodamos en cinco semanas, el tiempo más o menos habitual para una película media en España, pero un tiempo muy apretado en que intentas rodar de la manera más eficiente, más inteligente y en el menor tiempo posible; llevas lo más preparado que puedes el rodaje de cada día, pero a mi me gusta también la espontaneidad y poder cambiar lo que habías pensado que harías durante mucho tiempo en segundos si de repente hay algo que te inspira algo diferente. Un eléctrico moviendo una luz encendida puede hacerme cambiar de opinión cuando veo el efecto que produce desde un ángulo que no era el que yo había pensado. Durante el rodaje se te ocurren ideas que nunca habías pensado y todo va muy deprisa, tienes que ser rápido decidiendo.

 

A nivel de luz siempre quise hacer una película con color, no huir de él. Están muy presentes los amarillos, a veces mezclados con luces frías e incluso algo azuladas; el reto era hacerlo sin que pareciese un pastiche de colores y sobre todo no perder la naturalidad. Creo que lo hemos conseguido bastante. Acabamos de hacer la corrección de color en los estudios Casablanca en Sao Paulo donde han hecho un muy buen trabajo, muy profesionales y siempre sugiriendo y aportando soluciones, creo que entre todos conseguimos una luz colorida pero natural.

 


También destacar la coordinación que tuvimos con el director de arte Oriol Puig. Oriol propuso unos decorados con mucho color y con paredes manchadas, como mal pintadas, mucho elemento de decoración, muy poco heterodoxo, con un ligero aire de desorden que nos iba muy bien para tener volúmenes. Yo por mi parte le pedí que los colores de las paredes fuesen densos y que las paredes fuesen lo menos lisas posible, eso nos permitió tener los fondos con un desenfoque apreciable. También le pedí que tuviésemos muchos puntos de luz donde poder apoyarnos para iluminar, si yo tenía una lámpara baja me permitía tener una excusa para iluminar desde abajo y si encima tenía algún tipo de color me permitía filtrar la luz y que tuviese lógica. Jugamos a tener las luces encendidas incluso de día, me gusta dejarlas encendidas porque los pisos grandes del Eixample de Barcelona son muy alargados y la luz que entra por las ventanas se va perdiendo y muchas veces tienes que tener las luces encendidas porque los espacios se vuelven oscuros.
 

En la fotografía de El sexo de los ángeles he intentado sobre todo estar al servicio de la trama, el espectador debe ver una película que le atraiga la imagen pero no una fotografía que destaque sobre todo lo demás.”