La sirena de El Sexo de los Ángeles

¿Os suena esta bella sirena? Es Astrid Bergès-Frisbey y es nuestra protagonista, Carla, en El Sexo de los Ángeles. Será una actriz que dará mucho que hablar durante los próximos años. Procedente del mundo de la moda, ha entrado en el mundo del cine con fuerza participando en películas como “Piratas del Caribe 4″ al lado de Johnny Deep o Penélope Cruz, donde interpretó a esta cautivadora sirena.

 

 

En el número de este mes de la revista Dominical le han hecho una entrevista con motivo del estreno de “El Sexo de los Ángeles”, y nos han permitido reproducir aquí un extracto junto a las fotos, para que conozcáis más de cerca a esta gran actriz ¡Que la disfrutéis!

 


Texto Olga Pereda. Fotos José Luis Roca. Para la revista Dominical.

 

Después de dar vida a una espectacular sirena en la cuarta entrega de la superproducción estadounidense Piratas del Caribe, la nueva musa del cine francés vuelve ahora a su ciudad natal, Barcelona, para protagonizar El sexo de los ángeles. Dirigida por Xavier Villaverde, Astrid Bergès-Frisbey interpreta a una joven que, a pesar de tener un novio que la adora y al que adora, tiene que reiniciarse tanto en el amor como en el sexo. Tras pasar por el Festival de Málaga, la película se estrena el próximo viernes pidiendo a gritos público de mente abierta.


El hotel Room Mate Oscar de Madrid ha guardado una habitación para la protagonista de El sexo de los ángeles. La estancia está llena de maletas con kilos de ropa y maquillaje. Varias estilistas, además de la responsable de prensa de la película, acompañan a la joven actriz, que tarda en decidir qué modelo ponerse para cada foto. Una vez terminada la sesión, Astrid [hija de padre catalán y madre franco-norteamericana] coge un cigarrillo y su refresco light para hacer algo que le gusta más que posar: hablar de su trabajo. Se sienta descalza en la soleada terraza de la habitación y comienza la charla, en la que tocará muchos palos (no solo el cine).


Fuma usted. No es algo muy común entre sus colegas. Ah, ¿no? Pues, mire, todas las actrices de El sexo de los ángeles fumábamos. Sin embargo, los actores, no. No sé… Yo empecé a hacerlo con 21 años. Ya se me pasará. No creo que vaya a fumar toda mi vida.

 

Ahora mismo está rodeada de estilistas. La habitación está inundada
de maletas con ropa y maquillaje. Se ha cambiado usted varias veces
para la sesión de fotos. Sin que suene peyorativo, esto no deja de ser
un circo. ¿Cómo lo aguanta? Honestamente, no es algo que podría hacer todos los días. Cuando me tocan dos o tres días de promoción, me gusta implicarme y trato de hacerlo fantásticamente. A mí no me gusta rodar por rodar. Me encanta escoger proyectos y meterme en ellos de verdad. Por eso cuido hasta el último detalle. A veces, las entrevistas me pesan un poco porque es un tiempo que podría dedicar para crear cosas y no para contarlas. Pero sé que es importante y por eso trato de hacerlo bien.

 

 

Es usted dueña de un físico imponente. ¿Por qué le preocupa hasta el
último detalle para salir bien en las fotos? En mi día a día, siempre apuesto por la comodidad. Nunca llevo tacones, por ejemplo. Por eso se me hacen pesadas las promociones, porque me pintan y tengo que estar guapa. Muchas veces pienso: “A ver, ¿podemos hablar de la peli en lugar de dedicar tanto tiempo a todo esto?”. Lo que pasa es que, como le decía, me implico mucho en todo el proyecto.

Antes de rodar, por ejemplo, también opino bastante sobre la manera de vestir de mi personaje porque creo que los actores tenemos que formar parte activa en la creación del papel. Cuando me toca conceder entrevistas, también participo en las decisiones sobre la ropa que llevo. Así me divierto. No solo se trata de posar y poner una sonrisa. Hay que divertirse.

 

Su madre trabaja en Chanel. Sí. Trabajó unos años en Chanel, pero luego nos fuimos a vivir al campo. Y 15 años después ha regresado a Chanel.
De ella habrá heredado cierto sentido de la estética, el amor por la
moda. Amor por la moda no, pero sí un gusto por la ropa bonita y la que queda bien. Mi madre es una persona elegante. También lo era cuando vivíamos en el campo. Además, es una mujer muy libre que ha educado a sus hijas (tengo tres hermanas) para que tengamos
nuestras propias armas y podamos hacer lo que nos dé la gana. Y eso es una suerte. Cuando veo a compañeros que afirman que sus padres no les dejaron que se dedicaran a la interpretación… Uf. Yo siempre he sido independiente y me he montado sola la vida. Mi madre, haga lo que haga, me apoya siempre. Y eso está muy bien.

 

Usted iba para osteópata. Nunca estudié esa especialidad, pero tenía ganas. Cuando era más pequeña, cambié mucho de casa y creo que necesitaba verme con un poco de seguridad. Entonces, cuando estaba en mi último año de Bachillerato, me fui a vivir a
París. Mi padre murió y me planteé muchas cosas. ¿Ser osteópata era lo que quería hacer realmente? Me encanta la osteopatía y creo que tiene un punto en común con la actuación, que es querer al ser humano y entender que todo está bien… Con los personajes siempre me gusta mirar qué les pasa.

 

El fallecimiento de su padre, entonces, marcó un antes y un después
en su carrera profesional. Bueno, yo de pequeña había hecho teatro. Había gente que me decía que me tenía que dedicar a la interpretación. Yo lo negaba. Me crie en el campo y para mí ser actriz era algo irrealizable, no era ni siquiera un trabajo. Mi padre murió joven y, de repente, me paré y me dije: “Uf, la vida puede llegar a ser tan corta que tienes que vivir el presente. Como mínimo debes probar lo que sientes”. En cierto sentido, la muerte de mi padre me permitió escuchar más mi corazón. Eso sí, decidí acabar la selectividad para quedarme tranquila y pensar que si me había equivocado de profesión siempre tendría la oportunidad de ir a la universidad. La conclusión es que para mí el hecho de decidir que quería ser actriz fue un proceso muy largo. Todavía hoy hay épocas que pienso que me dedico a algo totalmente opuesto a mi carácter. Paso temporadas en las que no quiero que nadie me vea.

 

Pero usted vive en París y allí hace vida normal, ¿no? Va en el metro
sin problemas… Sí. Tengo mucha suerte porque vivo de mi pasión y hago cosas que me interesan y en las que me gusta implicarme y, sin embargo, mi vida sigue muy normal. Eso es algo que agradezco. Cuando le digo a la gente que he trabajado en Piratas del Caribe, que es una película que ha visto muchísima gente, me dicen que no se creen que pueda vivir con normalidad. Pero es así. Cada día cojo el metro y no me pasa nada. También es que en Francia las personas públicas están más protegidas por ley.

 

 

Está a punto de cumplir los 26 años. Y ya ha trabajado con Johnny
Depp (‘Piratas del Caribe’). ¿Es usted humilde de verdad? Johnny
Depp es un actor que trata igual de bien a todo el mundo. Y esa es una de las cosas que puedes aprender de él. Pasa lo mismo con Penélope Cruz [otra de las actrices que participó en la cuarta entrega de Piratas del Caribe]. Trabajando con ellos te das cuenta de que si han llegado hasta donde están es porque tratan bien a la gente.

 

Ahora se traslada usted del Caribe a la Barceloneta de la mano de
‘El sexo de los ángeles’. Me mola porque todas las producciones te aportan algo y siempre aprendes cosas. Ya sea de un proyecto grande como de uno pequeño. Después de una peli gigante como Piratas del Caribe me apetecía una cinta más íntima. Además, quería rodar una historia contemporánea. He hecho filmes de épocas. ¡De todas las
épocas!

 

Incluida ‘Bruc. La llegenda’, de Daniel Benmayor. Sí, y otras películas francesas. Me apetecía un montón el papel de una chica que te puedes encontrar por la calle. Además, para mí el cine es un trabajo de equipo. Y en una producción como Piratas del Caribe no tienes esa sensación, porque el equipo es imponente pero tú no llegas a trabajar con todo el mundo. En El sexo de los ángeles el equipo era más pequeño. Y también más fácil de desplazar. Nos movíamos de punta a punta de Barcelona y agradeces esa libertad de movimiento. Todos trabajamos juntos para hacer la mejor película.

 

Volviendo a Johnny Depp y a Penélope Cruz, ¿confirma, pues, que
los grandes son humildes? Claro. Es importante ser consciente de la suerte que tienes y disfrutar el momento. Si te pasas el día quejándote o pensando que te lo mereces y, de repente, se te acaba todo de un día para otro, también se te acaba la vida. Sin embargo, si te das cuenta que se trata de un equilibrio muy frágil y que de golpe se te puede terminar todo… Ahora me estoy acordando de una cosa muy tonta y es que cuando te enfadas te pasa lo mismo. Cuando yo tenía una medio-pelea con mi padre y me enfadaba, él siempre me decía que tenía dos trabajos: enfadarme y desenfadarme. Qué perdida de tiempo, ¿verdad? Pasa lo mismo cuando eres desagradable con la gente. Creo que en la vida todo es más fácil si haces que las cosas sean fáciles para todo el mundo.

 

Vivimos en un país que tiene más de cinco millones de parados. Y aquí
está usted, en esta habitación de lujo con un micrófono delante para
poder opinar de todo. No está para quejarse mucho. Efectivamente.
Por ejemplo, El sexo de los ángeles ha sido difícil montarla desde el punto de vista económico. Si yo viniera con caprichos o pidiera una comodidad que no se la puede permitir la producción… En una película más grande sí que voy a pedir esas cosas porque cuanto más cómodo te sientes, mejor trabajas. Pero si es para poner en peligro un filme, paso. ¿Dejar de ir a una localización para que tú tengas una mejor cama? No. Nunca me voy a pelear por eso. Ni tampoco por el dinero que me pueden pagar.

 

A veces, reclamar está bien.
Sí, pero siempre que reclamar no implique que la película se vaya al traste. El sexo de los ángeles la hemos rodado en cinco semanas. Teníamos que saltar de una localización a otra. Nos cambiábamos de ropa donde podíamos. Si necesitaba descansar cinco minutos, pues me tiraba al suelo. No necesito muchas cosas.

 

Conocerá usted bien ‘Jules y Jim’, de François Truffaut. Claro. Cuando estábamos preparando El sexo de los ángeles, en la que llevo tres años implicada, el director me pasó muchas películas. Entre ellas, Jules y Jim. Le dije que la conocía bien. A ver, es que vivo en Francia. Si no conociera el trabajo de Truffaut mal íbamos, ¿no? Lo divertido de Jules y Jim es que es increíblemente libre para la época en la que se rodó, pero sigue siendo igual de libre hoy. Es tan valiente como lo fue en su día. Aunque me hubiera gustado que incluyera alguna cosa más. Siempre me pregunté por qué la película no concreta el amor de ellos.

 

¿Está el público español de 2012 preparado para ver tríos sexuales
en pantalla? ¡Es que existen en la vida real! Creo que en las películas el sexo siempre es artificial y miente al público, que se siente incómodo ante lo que está viendo. Humildemente, creo que en El sexo de los ángeles hemos rodado unas escenas de amor naturales, bellas y creíbles. Para mí, en todas las épocas, en las más abiertas y en las más cerradas, han existido parejas libres.
Pero, insisto, ¿estamos los españoles preparados para verlas en el cine?
Dependerá de cada uno. Tengo la sensación de que de la gente que vaya a ver El sexo de los ángeles habrá algunos que se sorprenderán y otros que se ofenderán. En todo caso, me parece bien que el público tenga reacciones diferentes ante una misma película.

 

¿Usted cree posible amar a dos personas al mismo tiempo? Creo que sí,
que es posible. Supongo que depende de la gente, del momento de la vida en el que estés. Cada persona es diferente y hay tantas posibilidades… Hay gente que se sorprende de que una persona enamorada conozca a otra persona y se enamore también de ella. Pero es que la vida cada vez es más larga. Vivimos más años y si estás muchos años con una persona, pues cosas como esa te pueden pasar. En realidad, te pueden pasar miles de historias y todas diferentes.

 

En la película, su personaje tiene una conversación a cara descubierta
sobre el amor y sexo con la madre, a la que le confiesa
absolutamente todo. ¿Su generación ha llegado a ese grado de confianza
con los padres? No. Pero creo que lo que sucede es que mi personaje, Carla, tiene un punto de provocación. Le gusta lanzar debates. Es bastante cañera. Tiene respeto a su madre, pero aspira a la honestidad absoluta y lo que busca es tener relaciones honestas con la gente que quiere. La madre de Carla está muy sola. Además, ella es su única hija. Eso hace que las dos, aunque sean de dos generaciones distintas, sean muy cómplices. Carla lleva cinco años con su novio. Si fuera una persona que salta de relación en relación sería más discreta con su vida sentimental. Pero Carla y su chico viven juntos en el piso de los padres. Es evidente que madre e hija han hablado muchas veces de la relación entre ambos.

 

Oiga, con lo joven que es y ya ha sido nominada al César [los premios
Goya del cine francés]. No, no estuve nominada. Es que es un sistema complicado y aquí, en España, se entendió mal. Fui prenominada. En los César, los directores de casting seleccionan gente joven, unos 30 actores, que, en su opinión, trabajan bien. La preselección es una manera de dar a conocer sus nombres porque, en algunos casos, las
películas no han tenido tanta visibilidad.

 

1 comentario

  1. Meli says:

    Me encanto la entrevista, me encanta conocer un poco mas de ella, es una gran actriz

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